No es una despedida

Nunca pensé que un trabajo me cambiaría tanto. Viajar hace que abra mi mente a nuevos mundos, otras vidas, culturas cercanas y lejanas, hace que me enamore de lugares y gentes y pruebe nuevas experiencias poniéndome a prueba cada día. ¿Y porqué digo esto? Porque todo este tiempo ha sido un viaje con vosotros. Hemos recopilado cientos de aventuras, hemos sufrido, hemos disfrutado, pero sobre todo recordaré las risas. Gracias a vosotros viviré una década más, si es cierto eso que dicen sobre que reír alarga la vida. Soy muy sentimental, lo sé, pero no puedo cambiar ya. Se han juntado tres factores que han hecho que disfrute de cada instante. Primero,  mi amor por esta provincia, no sólo esta comarca, Teruel es una tierra única, que ha sufrido mucho y sigue haciéndolo. Pero Teruel resiste. Su gente es fuerte, moldeada por climas extremos, por guerras, por abandono y aún así, los que quedamos la defendemos ante todo y queremos mostrarla al mundo. Nuestros ojos pueden disfrutar de la riqueza de sus paisajes de todo tipo. No tenemos mar, pero no importa, tenemos altas montañas, altiplanos, pinares centenarios, sabinares de los más importantes de Europa, podemos disfrutar de las estrellas, y de la fauna y la flora únicas en el mundo, como la famosa mariposa isabelina y la crujiente, esa planta endémica de Villalba Baja. Amo Teruel y nunca me cansaré de decirlo. Segundo, mi amor por  la naturaleza. A menudo me  llamabáis ecologista, pero es algo que se me ha inculcado de pequeña y que llevo en la sangre. Entre montes me siento yo misma, el olor a tomillo y a lluvia me relaja y tocar el agua fría... ¡Todo! La naturaleza me llena, me da vida, me ayuda a ser optimista, a sentirme parte de este mundo. Con vosotros he visto pasar todas las estaciones del año en la montaña: hojas secas y prados verdes, nieve y sol, y es algo que me ha hecho sentir especial, el poder abarcar tanto de ésta tierra. Y el tercer y último factor que hará que mañana derrame alguna lágrima y se me encoja el alma es la gente, sois vosotros. He tenido la fortuna de conocer a grandes personas, cada uno con su carácter, su historia y su vida, pero, nuestros caminos se cruzaron un momentín y juntos hemos hecho senderos, qué metáfora más acertada. No es una despedida, porque... ¡esto es Teruel! y seguro que nos veremos, haremos alguna cenica de ésas con fiesta, además, espero que me echéis de menos, igual que yo a vosotros, y me escribáis para quedar y reír un rato. Os deseo felicidad, amor, una vida plena, muchas alegrías y bonitas experiencias porque este mundo está muy loco y sólo la gente buena como vosotros lo puede mejorar. 

Esta ruta ha llegado a su fin pero el sendero continúa.

Clara